VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN MACHAGAI: LA JUSTICIA FIJÓ FECHA PARA EL JUICIO ORAL POR LA BRUTAL AGRESIÓN A LA FAMILIA VERGARA

Siete personas, una ruta oscura y un abuso que cambió vidas para siempre. Lo que debía ser una jornada de trabajo se transformó en horror: violencia, dolor, amenazas y vergüenza. Tras años de espera, el juicio no solo busca condenas, sino una reparación que les devuelva un poco de dignidad a quienes nunca debieron pasar por esto.

La Justicia chaqueña dio un paso decisivo en una de las causas más dolorosas y emblemáticas de violencia institucional registradas en la provincia. La Cámara Segunda en lo Criminal Nº 2 fijó para el 15 de diciembre de 2025, a las 17 h, el comienzo del debate oral por los hechos ocurridos en 2022, en perjuicio de una familia de comerciantes madereros de Machagai.
El proceso estará a cargo de la jueza Dra. Fanny Alicia Zamateo.

Los policías imputados —entre ellos un comisario, un subcomisario, un sargento ayudante y un cabo— enfrentarán cargos por apremios ilegales agravados por violencia y amenazas, con siete víctimas reconocidas en la causa.

UNA NOCHE QUE MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS

El 14 de mayo de 2022, Brian Leonel Vergara transportaba madera desde Machagai hacia Santa Fe, junto a sus ayudantes. Fueron interceptados por personal policial rural, que cuestionó la documentación del cargamento, a pesar de que —según la investigación— se encontraba en regla.

Durante el traslado hacia la comisaría, una falla mecánica obligó a detener el vehículo en la banquina. Hasta allí llegó Daniel Vergara, padre de Brian, acompañado de familiares y un amigo para asistirlos.
Fue entonces cuando, según consta en el expediente, se presentaron el comisario Daniel Báez y otros efectivos, quienes iniciaron un ataque violento y descontrolado.

Los hombres fueron golpeados salvajemente, y Daniel Vergara sufrió la fractura de su mano izquierda. Luego, todos fueron obligados a acostarse boca abajo en la tierra durante más de 30 minutos, mientras eran rociados con gas pimienta en el rostro.

Lo que siguió no solo fue violencia física, sino humillación, miedo y desprotección absoluta.

 “EL PUEBLO ES CHICO Y NOS PODEMOS ENCONTRAR”

Las víctimas fueron trasladadas a la comisaría y permanecieron detenidas hasta la madrugada. Allí, según declararon, el comisario Báez los llamó uno por uno a su oficina, donde les ofreció “arreglar todo” a cambio de silencio.

“Nosotros hicimos las cosas mal, nos mandamos la macana. Te vamos a entregar la camioneta y van a quedar liberados, pero esto quiero que quede todo acá, que no hagan ninguna denuncia. El pueblo es chico y nos podemos encontrar por ahí”.

Las palabras resonaron como advertencia y amenaza, en un contexto donde el miedo se transformó en estrategia para impedir que la violencia saliera a la luz.

 “LA PRUEBA ES CONTUNDENTE”

El abogado querellante, Dr. Ramiro Xavier Cabaña, que representa a cuatro de las siete víctimas, afirmó que el caso cuenta con elementos probatorios sólidos:

“Represento a cuatro de las siete víctimas de hechos de violencia. Contamos con las herramientas probatorias para demostrar que hubo apremios ilegales con uso de violencia y amenaza, un exceso de fuerza. Estos funcionarios fracturaron la mano de una víctima, los tiraron al suelo en la banquina y rociaron gas pimienta a cada uno de los comerciantes”.

El caso, asegura, no deja margen para dudas: hubo abuso, brutalidad y un intento deliberado de silencio.

MÁS QUE UN JUICIO: UN MENSAJE

El proceso que inicia en diciembre no solo apunta a establecer responsabilidades individuales. También pone sobre la mesa el desafío de construir instituciones que garanticen seguridad sin abuso y autoridad sin impunidad.

El Dr. Cabaña remarcó que el juicio expone la necesidad de un cambio cultural profundo:

“Este proceso envía un mensaje claro acerca de la importancia de construir instituciones que garanticen seguridad sin violencia, control sin abuso y autoridad sin impunidad”.

UNA FAMILIA QUE QUIERE CERRAR UNA HERIDA

Tras años de espera, tratamientos médicos, miedo y silencio impuesto, la familia Vergara llega al juicio con una mezcla de ansiedad, desgaste y esperanza.
Para ellos, la audiencia del 15 de diciembre representa una oportunidad de ser escuchados, reconocidos y reparados.

El juicio, más que una instancia legal, es un episodio emocional: un intento de recuperar la dignidad arrebatada en una noche de terror, y una exigencia clara a la Justicia:
que los responsables respondan y que esto no vuelva a repetirse.