Chaco: dos años de torpeza financiera, deuda sin resultados y un modelo de despilfarro que hoy explota en la cara del gobierno

El gobierno provincial vuelve a pedir un mega endeudamiento pese a haber emitido letras, tomado anticipos y aprobado créditos millonarios que no resolvieron ni el caos energético ni la asfixia. Mientras Milei eliminó fideicomisos improductivos, el Chaco mantuvo y alimentó uno: el de pauta publicitaria, donde millones se concentran en pocos medios y se fugan fuera de la provincia. La “bomba de mecha corta” no era una herencia: la fabricaron ellos.

En apenas dos años la administración provincial demostró su incapacidad para manejar las finanzas del Chaco. El relato oficial de las famosas “Bombas de mecha corta” nunca fue más que un artilugio discursivo que terminó configurando una bomba real que hoy detona en las manos del propio gobierno. La “estrategia” fue clara: culpar a la supuesta falta de pago a Cammesa, recortar generadores en el interior, refinanciar deudas tomando más deuda y, al mismo tiempo, intentar disfrazar como ajuste lo que fue, en realidad, una fuga constante hacia adelante.

Aun sabiendo lo que se venía —por populismo, improvisación o pésimo asesoramiento— se emitieron letras con vencimientos cortos, lo que agravó la fragilidad fiscal. Frente a esa bomba de vencimientos seriales, el gobierno se dedicó a pedir anticipos de manera permanente mientras proclamaba un supuesto "ordenamiento" que nunca llegó.

La nueva conformación del Poder Legislativo vuelve a ser clave. El oficialismo pretende ahora una toma de deuda con la composición actual, antes de la salida de legisladores opositores que, conviene recordarlo, avalaron la monumental toma de crédito de más de 150 millones de dólares el 11 de diciembre de 2024. Entre quienes cierran su ciclo se encuentran Bergia, Charole, Delgado, Vasilef e Ivanoff.

Aquel día, el jefe del bloque de JxC, Sebastián Lazzarini, sintetizó su voto afirmando: “Tengo que quedarme con la coherencia”. Reconoció que en otras gestiones también se acompañaron créditos que no cumplieron sus objetivos, agradeció los consensos alcanzados y aseguró que “todos los fondos se van a destinar a infraestructura”. El tiempo, los hechos y la realidad dicen otra cosa.

Hoy el sistema eléctrico provincial está al borde del colapso. Los apagones, las fallas y la precariedad son evidentes. No hubo mejoras estructurales. No hubo obras transformadoras. El dinero no resolvió el problema. Y, sin embargo, el gobierno vuelve a recurrir a la misma receta: endeudamiento, esta vez de dimensiones mucho mayores.

La mala administración provincial no solo se devora a sí misma: arrastró a los municipios a un ahogo sin precedentes. Pero lo más inquietante —y menos explicado— es cómo se invierte en el Chaco. Si la gestión provincial sostiene que ajusta y se ordena, ¿por qué destina fortunas a estructuras que no generan desarrollo ni empleo?

Mientras el presidente Javier Milei eliminó fideicomisos improductivos —o directamente construidos como guaridas de la política—, en el Chaco fueron preservados, alimentados y hasta potenciados. La prueba más obscena: el fideicomiso que más dinero recibió fue el de Pautas Publicitarias. Es decir, millones destinados a publicitar “logros”, aunque los logros brillen por su ausencia.

SOLO PARA PAUTA SI SEÑORES MAS DE 15 Mil Millones  $ 15.478.136.002,42

Pero lo peor es la distribución: una cifra millonaria se concentra en cuatro medios o grupos multimedia, y un caudal enorme se fuga fuera de la provincia, una política no solo innecesaria sino obscena en un contexto de crisis social, institucional y económica.

Hoy existen dos modelos extremos y tóxicos:

  1. El del gobierno provincial, manejado por Marcos Resico.
  2. El del municipio de Resistencia, bajo Roy Nikich.

Ambos representan caras de un problema estructural: pauta para controlar agenda, disciplinar medios y garantizar silencio. Y el otro mostrar gestión sin que se conozca ninguna publicación paga

En lugar de financiar la autopromoción del poder, el excedente podría destinarse a cuestiones urgentes —como la salud— donde la fragilidad es obscena. Una persona electrocutada en General Pinedo debió ser trasladada en un patrullero ante la falta de ambulancia. No se sabe si viajaba un médico, si estaba disponible un desfibrilador, si existían mínimas condiciones de atención. Es la misma lógica de precariedad que el gobernador Zdero denunció en campaña cuando hablaba de “inmovilizar con cartón”.

Ahí se ve la contradicción: millones para propaganda, nada para ambulancias, móviles, heladeras de vacunas, cardiodesfibriladores o combustible. Ajuste para abajo, despilfarro para arriba.

La síntesis es sencilla y brutal:
El problema no es ajustar ni pedir préstamos.
El problema es la incompetencia, la opacidad y la ausencia de prioridades.

Antes de endeudarse otra vez, antes de pedir un salvavidas financiero, el gobierno provincial debe hacer algo elemental: sincerar sus cuentas, revisar su modelo y dejar de financiar una política de autopromoción mientras la provincia se incendia —literal y metafóricamente— por falta de infraestructura, capacidad y gestión.

En el Chaco no falta deuda. Falta gobierno.

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